Seis ladrones fueron detenidos en las últimas horas, en distintos puntos de la ciudad, por cuatro hechos, dos de los cuales ocurrieron en la zona céntrica de la capital provincial.
Uno de los incidentes se desató durante la siesta del viernes, en calle Irigoyen Freyre al 2900. En la vereda de esa cuadra había estacionada una moto Guerrero de 110 centímetros cúbicos. Un vecino llamó a la policía para advertir que dos delincuentes estaban tratando de robarla.
Una patrulla de la Brigada Motorizada llegó poco después al lugar y persiguió a los sospechosos, que trataron de escapar pero no llegaron lejos.
Se trataba de un hombre de 40 años y un joven de 23, ambos domiciliados en barrio Barranquitas. Terminaron en una celda de la Comisaría 1a. En las cercanías, los uniformados hallaron una herramienta «corta-candado». La linga de la moto ya había sido cortada y el tambor de la llave estaba roto.
Turrones
Ya en horas de la tarde del viernes, en San Jerónimo al 2300, una patrulla de la Brigada Motorizada se topó con dos sujetos que peleaban entre sí y decidió intervenir.
Se trataba de dos jóvenes de 23 años. Uno de ellos era un vendedor ambulante y dijo que su rival le había robado los turrones, luego de amenazarlo con un arma blanca. Según sus dichos, hasta trató de apuñalarlo.
Los uniformados revisaron al acusado y encontraron oculto entre su ropa un cuchillo, por lo que fue detenido y trasladado hasta la mencionada seccional céntrica.
Otros
Los restantes episodios sucedieron durante la noche del viernes.
En la esquina de Doctor Zavalla y Junín, dos malvivientes fueron sorprendidos por personal del Comando Radioeléctrico cuando sustraían artefactos lumínicos de una pinturería. Los sospechosos fueron arrestados y trasladados a la Comisaría 4a.
El último incidente tuvo lugar en barrio Los Hornos, muy cerca de la Comisaría 9a, más precisamente en la cuadra de calle Fray Mamerto Esquiú al 3200.
Allí, un joven de 28 años rompió uno de los vidrios de un automóvil Corsa verde y se metió adentro para robar pertenencias, pero fue sorprendido en ese momento por el propietario, un policía de 50 años.