Desde hace un par de años, los especialistas advierten un aumento sostenido de esta práctica, incluso en chicos que aún no han sido padres. Las causas de esta decisión ¿reversible? en la voz de especialistas y de un protagonista ¿Es fácil volver atrás?
En los últimos años, el envión feminista puso un límite sobre el cuerpo de la mujer y se planteó un profundo debate sobre la posibilidad de ser o no madre. Que no sea un mandato social sino una libre elección. Pero ¿qué pasa cuando ellos optan por no ser padres? ¿Y si lo deciden a los veintipico?
Fue lo que hizo Federico Aletti, un joven santafesino de 23 años. Tenía 20 cuando decidió hacerse una vasectomía; estaba en pareja, con otra persona que no es la actual, y no estaba dispuesto a correr el riesgo de que un descuido lo convirtiese en papá. «No quería tener hijos y quise evitar tener un accidente», confiesa. A las dos les planteó la situación de entrada, y estuvieron de acuerdo.
Según los datos estadísticos de sanatorios privados de la ciudad de Santa Fe, en los últimos años viene creciendo la cantidad de hombres que deciden hacerse una vasectomía como método anticonceptivo. La misma tendencia se evidencia en el sector público. A la par, los especialistas reciben con mayor frecuencia casos como el de Federico: pacientes menores de 25 años que no son padres dispuestos a hacerse la vasectomía.
Se trata de una cirugía sencilla, semiambulatoria, que se realiza en los conductos deferentes que transportan los espermatozoides del testículo al pene, y deja un hombre estéril. Aunque existe desde hace décadas casi no se informaba ni estaba reconocida por las obras sociales. «Esto cambió, es una práctica nomenclada y ahora está de moda», asegura el Dr. Martín Theules de la Clínica MIT, quien explicó con argumentos por qué cada vez más hombres la eligen.
«Esta cirugía no presenta alteraciones en la función eréctil, que es el mayor miedo que manifiestan los pacientes. No duele, no modifica la capacidad eyaculatoria ni la potencia eréctil. Al cabo de unas 10 eyaculaciones y con un pedido de espermograma pos cirugía ya el proceso de esterilidad es del 100%. Es muy segura, muy cómoda y comparada con la ligadura de trompas uterina en la mujer es más accesible y de bajo riesgo», detalla el especialista en urología.
Pacientes jóvenes
Ahora, cuando a su consultorio llega un paciente de entre 18 y 25 años que aún no ha tenido hijos, abre una pausa, propicia el diálogo y hasta pide una interconsulta psicológica. «Estamos notando un aumento en la población masculina joven. Vienen a consultar como método de esterilidad, y eso que no tienen hijos», informa. «Yo no lo recomiendo, les digo que son muy jóvenes y los mando a hacer una pericia psicológica. Pero aún así los chicos de 18 años para arriba lo eligen», explica Theules. Siempre se firma un consentimiento informado, donde se detallan los ítems de la cirugía, lo que puede pasar y lo que no. «Y quien lo quiera hacer, puede hacerlo».
Federico comenzó a pensarlo cuando era aún más chico, allá por el año 2018. En ese entonces, Argentina debatía la posibilidad de tener una ley que permita la interrupción voluntaria del embarazo. «Quería tener la voluntad propia de ser padre, de llevar a cabo una paternidad. Y no tener accidentes que me lleven a una posición -a mi, a mi pareja o a la persona con la que haya estado- de llevar adelante un hijo que por ahí no teníamos ganas de tener. Los métodos anticonceptivos no me dejaban tranquilo. Y para evaluar la posibilidad de abortar, sabía que tenía que respetar la decisión de la persona que llevaría adelante el embarazo. Me daba miedo verme obligado, a que ella quiera tenerlo y yo no, e iba a tener que tener un hijo sin quererlo», cuenta al recordar todo lo que pensó al tomar la decisión de hacerse la vasectomía, aprovechando que tenía que operarse de varicocele.
El proceso de definición no fue fácil e involucró a toda su familia. Primero lo habló con su hermano mayor, quien le aconsejó que estudie bien el tema, que lo piense. «Fue complicado planteárselo a mis viejos, costó que entiendan la idea y llevó sus meses de adaptación. Tuve que enfrentar ese momento, fue difícil para ellos entenderlo porque yo era muy chico». Sus padres lo acompañaron al médico, también para entender cómo era el procedimiento y tuvieron que firmar un consentimiento, a pesar de que Federico ya era mayor de edad. Una tranquilidad extra para el especialista.
Entre sus amigos, las opiniones estuvieron divididas: «La mayoría me apoyó, pero otros decían ‘qué macana, pero vos no pensaste si más adelante querés ser padre’… y yo les explicaba que estaba tranquilo porque ahora no quería y si más adelante cambiaba de opinión podía buscar adoptar. Pero me apoyaron. Muchos me contaron que querían tomar el mismo camino, que lo estaban pensando, y otros ya se decidieron a hacerla también».
Federico es programador, trabaja remoto para dos empresas y valora la «independencia» que ganó: «Ahora me voy un mes a Córdoba porque mi novia es de allá, y no tengo a nadie a cargo, no tengo ninguna responsabilidad en ese sentido».
Theules suma otro argumento a la tendencia. Los chicos jóvenes comenzaron a llegar al consultorio hace un par de años. «Creo que la pandemia ha marcado un gran impacto psicológico en todas las personas, sobre todo porque ha creado la idea de un mundo inestable, con un futuro un poco incierto, que en algún momento puede venir otra y eso amenaza nuestro futuro, nuestra vida. Esa sensación hace que muchos chicos tomen esta decisión. Y es un tema complejo que hay que debatir permanentemente porque amenaza la supervivencia de la especie, la integridad del hombre y de la mujer. El mundo siempre fue cruel, lo que pasa es que antes no había tanta información», reflexiona.
¿Y si se arrepienten?
Dicen que la vasectomía es reversible. Y es así. Se pueden volver a conectar los conductos que transportan los espermatozoides. Pero las tasas de efectividad son inferiores al 50 %; es un procedimiento complejo que no siempre resulta exitoso. O se puede buscar un embarazo por un proceso de fertilización asistida, extrayendo los espermatozoides que se siguen produciendo. Pero también es complicado.
«Por eso, el paciente que se decide a hacerla tiene que estar seguro de que va a elegir ese método de esterilización. Si es joven y aún no tuvo hijos, lo invito a recapacitar; no puedo oponerme a su voluntad pero trato de hacerle ver qué pasaría si después se arrepiente, porque a los 20/25 puede ser que no quieras tener hijos, pero más adelante los objetivos cambian, cambia tu cabeza, te das cuenta lo maravilloso que son los hijos, y ahí viene el conflicto», remarca Theules.
– ¿En ningún momento te arrepentiste?
– No, para nada. No quiero tener un hijo, quizás más adelante pueda adoptar, con comodidades económicas y todo bastante tranquilo. Si puedo darle un contexto apto para su desarrollo, puede llegar a ser.
Es parte de los argumentos que escucha el doctor en su consultorio: «Muchos plantean que no quieren traer a nadie a este mundo porque consideran que no están dadas las condiciones. Y siempre les aclaro que si lo van a hacer para incrementar su potencia sexual y no usar preservativo, están equivocados, es un error. Cuando uno es adolescente quizás desea tener múltiples parejas y creen que con la vasectomía es más fácil que las mujeres les digan que sí. Están decidiendo sobre su cuerpo y sobre una cirugía que si después quieren revertirla no es tan sencillo».
– Pero el preservativo debe usarse más allá de la posibilidad de un embarazo, sobre todo si no tienen una pareja estable…
– Exactamente. Los asesoro siempre para que sepan que hacerse la vasectomía no implica que tengas relaciones sin protección porque total no podes tener hijos. Porque lo más importante sigue siendo la prevención, sobre todo de enfermedades de transmisión sexual: VIH, Sífilis y hepatitis B, son patologías muy frecuentes. Si tenés pareja estable la elección de la anticoncepción es en consenso. Ahora, si no tenés pareja estable, mi recomendación es siempre, 100%, el preservativo.