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“EXP-El Expediente”, una obra sobre los mecanismos absurdos y tragicómicos de la burocracia judicial
La autora y directora de la pieza teatral, que se presenta los viernes en el espacio No Avestruz, reflexiona sobre los procesos que la llevaron a convertir un caso real en una puesta escénica
Extrañamente es un proyecto que recupera recuerdos y sensaciones de mi infancia. Mi madre y mi padre eran abogados. Muchas salidas estaban asociadas a visitar tribunales y después ir a la calle Corrientes, al cine o al teatro. Y entonces, en el imaginario infantil, los juzgados y los expedientes se asociaban con libros, las películas y el teatro. Es decir, se asociaban con juego y ficción. Sólo que en esos papeles apilados en estantes o arrumbados en el piso se debatían la libertad y la vida de seres humanos reales, atrapados en formas y números.
Una niña recorre los laberintos del palacio de justicia, de la mano de su madre. La luz se filtra por pequeñas rendijas. Puertas y más puertas, pasillos y más pasillos. Para esa niña, cercana al suelo, éste es el reino de gigantes misteriosos y aterradores. Hay miedo y seducción, el placer de un juego y la seguridad de una guía. Un deseo contenido: salir corriendo desafiando el horror, perderse en el laberinto.
Corbatas y portafolios vienen y van. Se ubican en línea, uno tras otro, frente a las puertas y esperan. No hay apodos, ni nombres bellos, solo apellidos, números y letras. Detrás de las puertas, estantes llenos de papeles y ellos -los expedientes- apilados, en constante peligro de caída. Miedo profundo: los expedientes acechan.
Luego, mientras estudiaba en la universidad, debido a mi trabajo, visité muchas veces más el Palacio de Tribunales y también viví desde adentro el día a día de un tribunal oral. La percepción infantil se transformó en otra cosa. El agobio de la burocracia, por momentos absurda, la presión de los plazos y las esperas en largas filas para solicitar los expedientes se sumaron a la fascinación.
Y por estas razones, pienso, este proyecto comenzó a gestarse hace mucho tiempo. Pero recién en el 2019, habiendo tomado cierta distancia del mundo judicial y enfocada en el teatro y la docencia, me animé a solicitar la beca Creación del Fondo Nacional de las Artes para, luego de una investigación, producir un texto teatral. La beca me fue otorgada y el proceso se inició.
Decidí atreverme con lugares menos visitados por mí, como la dramaturgia y la puesta en escena. Una de las personas a las que debo agradecer el impulso para llevar adelante este proyecto, aunque no lo sepa, es Mauricio Kartun. En el 2018 en una de sus primeras clases escuche: “Buscar la dramaturgia fuera de la dramaturgia”. Y, finalmente, salí a buscarla; a jugar con materiales tan “rústicos”, “crudos” y riesgosos, como el alfarero juega con el barro. Así me reencontré con el lenguaje técnico judicial y con una multiplicidad de voces e imaginarios.
Desde la mirada de artista siempre me interesó la construcción del relato judicial, la coexistencia de diversos lenguajes (el coloquial, el técnico, la “jerga”), los tiempos y espacios distorsionados, la negación de la cronología. Y también en sí mismo el objeto “expediente”, arcaico y basado en la acumulación. También la manipulación, la imposibilidad de “la verdad” y la capacidad de construir ficción dentro del expediente.
Mi hipótesis fue que aquellas estructuras que parecían hostiles y ese lenguaje extraño -que construía un mundo paralelo al cotidiano-, podían ser un material dramático.
Pero este proceso de investigación no lo realicé en soledad. Cuando la beca me fue otorgada convoqué a un amigo y actor talentoso: Julián Vilar. Con él llevamos mucho tiempo compartiendo escenarios, nos conocemos trabajando juntos como actor y actriz, pero esta es la primera vez que lo dirijo y que gestamos un proyecto teatral juntos.
La propuesta fue desde el comienzo probar el material con un actor a partir de varios interrogantes: ¿Qué ocurre con la lectura de un expediente judicial? ¿Cómo lee un actor ese material? ¿Qué universos pueden surgir? ¿Qué imágenes se disparan? ¿Qué juegos, qué sonidos, qué sensaciones, qué personajes, qué energías?.
A partir de este insumo, un expediente real sobre tentativa de homicidio, y sus maneras de crear ficción iniciamos el proceso de construcción de una dramaturgia que no sólo se centrara en la palabra, sino también en las imágenes visuales, sonoras y el movimiento de los cuerpos en escena. ¿Cómo poner cuerpo a un relato que lo niega, o lo fragmenta o lo extraña? ¿En qué espacio se construye el expediente? ¿Es un espacio abstracto, simbólico?
En ese material, tan lleno de formas y rituales, encontré una poética. EXP-El Expediente fue la mejor metáfora para hablar de algunas temáticas que me inquietan y convertirlas en un material escénico. Luego al proyecto se fue sumando también un equipo creativo, una actriz, Florencia Danza, y la colaboración de muchos colegas actores y actrices que dieron su voz a muchos de los personajes de EXP.
El resultado fue una obra coral, de cruce, que pueda pensarse dentro de un universo más amplio, como es el performático. Y que se corre del realismo. Decidí que el expediente fuera un espacio particular, ese que nadie ve, donde se desarrolla un juego, donde la vida y la libertad de un hombre están en riesgo. Un juego que necesita una presa, para encontrar un sentido, esa presa es el posible autor de un delito: El imputado.
Y finalmente solo resta preguntar: ¿Quién gana el juego? ¿Cuál es la verdad?
*EXP (El expediente). Desde el viernes 21 de abril, todos los viernes a las 20hs en No Avestruz (Humboldt 1857, Palermo – CABA). La obra es escrita y dirigida por Emilse Diaz, cuenta con las actuaciones de Julián Vilar y Flor Danza. Entradas por Alternativa.