La historiadora y profesora está escribiendo un libro sobre los vínculos de la corona británica con la trata de esclavos desde Isabel I y el silencio de la institución
La profesora e historiadora Brooke Newman lleva seis años investigando las conexiones entre la monarquía británica y el tráfico de esclavos para su próximo libro, The Queen’s Silence (‘El silencio de la reina’). El título se refiere al silencio de dos reinas, Isabel I e Isabel II, frente a la historia de explotación colonial sobre la que creció la corona. Newman, que da clases de historia en la Universidad de la Commonwealth de Virginia, en Estados Unidos, ya estudió antes la opresión y el colonialismo en el Caribe, y encontró lagunas sin explorar en la historia de Reino Unido porque el país lleva “una generación de retraso” en las preguntas y la documentación de las partes más oscuras de su pasado, según explica.
Ahora Newman colaboró con The Guardian en la investigación del pasado colonial de la corona y publicó en el diario uno de los documentos que consiguió desenterrar de un archivo. Se trata de un papel de 1689 que muestra las acciones que le correspondían a Guillermo III en la Royal African Company, que capturó, esclavizó y transportó a miles de personas africanas. El documento está firmado por Edward Colston, comerciante, esclavista y cuya estatua fue arrojada al río en Bristol en 2020 como protesta (y luego recuperada y expuesta en un museo).
¿Cómo encontró el documento? ¿Lo estaba buscando?
Sí, lo estaba buscando. Había leído el trabajo de otros historiadores que decían que Guillermo III había sido gobernador de la Royal African Company y sabía que había acciones involucradas pero yo no había visto la evidencia. Lo encontré mirando los libros de transferencias de acciones de la compañía.
Me emocioné cuando lo encontré porque no sólo confirmaba que el rey aceptó convertirse en gobernador a cambio de acciones, sino que se las dieron, lo cual es un punto muy importante porque este fue un momento crucial en la historia de la empresa, que había perdido a su principal mecenas, gobernador y mayor accionista, Jaime II, que a causa de la Revolución Gloriosa había huido al continente. Y Guillermo de Orange, el rey entrante, podría haber dicho que no quería tener nada que ver con eso. Pero le ofrecieron mil libras y no sólo accedió a ser gobernador, sino a dar su beneplácito a la empresa a cambio. Fue una gran victoria para la Royal African Company y para la industria del comercio de esclavos en ese momento. La protegió durante la década de 1690 y a la empresa le fue muy bien hasta finales del siglo XVII, cuando había tanta gente quejándose de que la compañía no traía suficientes cautivos africanos al nuevo mundo, especialmente los colonos y otros comerciantes, que el Parlamento decidió abrir la trata de esclavos. Y eso no impidió que los reyes y la familia real siguieran invirtiendo en el comercio de esclavos y ganando dinero con él.
¿Por qué fue tan difícil encontrar este documento?
Los registros de la Royal African Company están en forma manuscrita. Están en volúmenes gigantes. Hay cientos y cientos y no están muy bien catalogados. No hay índice. Si no sabes lo que estás buscando, puede llevarte años revisar los registros de la Royal African Company. Pero llevo trabajando en este libro unos seis años. Así que sabía lo que estaba tratando de encontrar. Ya que Colston se hizo conocido en todo el mundo debido a las protestas de Black Lives Matter y a que su estatua fue derribada en 2020, cuando encontré el documento con su firma supe que sería una gran evidencia para compartir como parte de la investigación de The Guardian.
La gente, especialmente en el Reino Unido, se queda impresionada por esa conexión entre Colston y un rey entrante. Pero Colston era solo un jugador menor en comparación con los miembros de la familia real que tenían muchas acciones en estas empresas y protegían sus intereses. Guillermo III recibió a miembros de la Royal African Company en el Palacio de Kensington. Escuchaba sus preocupaciones y trataba de defender sus intereses siempre que podía. Hizo bastante por la empresa en un momento en que Colston estaba vendiendo sus acciones y se dedicaba a otras cosas. Y esa es una historia que nadie conoce.
¿Qué importancia tiene en el contexto de lo que ya sabemos sobre los lazos entre el esclavismo y la corona británica?
Es sólo parte de una historia mucho más grande. Esto es sólo la punta del iceberg en términos de la participación real en la trata de esclavos que empezó con Isabel I y siguió con Jaime I y Carlos I. Emitieron estatutos para empresas como la Compañía de Guinea. Eran empresas más pequeñas creadas por comerciantes emprendedores que esperaban entrar en el comercio africano, no sólo de esclavos. Pero hasta finales del siglo XVII y la fundación de la Royal African Company, Inglaterra no se convirtió en un actor principal. Entonces empezó a invertir en el comercio de esclavos y en la expansión de la esclavitud en las colonias, tratando de competir con los españoles, los portugueses y los holandeses.
A principios del siglo XVIII, Gran Bretaña ganó el derecho para transportar 4.800 cautivos africanos anualmente a las Américas españolas. La monarquía estaba muy entusiasmada porque esperaba ganar mucho dinero de la trata de esclavos española y el suministro de esclavos a las colonias británicas. Así que ni siquiera se limitó a su propio imperio. Estaban muy contentos de invertir en la esclavitud y beneficiarse de ella en cualquier imperio. Hubo un efecto de bola de nieve en los siglos XVII y XVIII de inversión en la esclavitud y aceptación de la idea de que no invertir en mano de obra esclava era quedarse atrás. Los británicos tenían competencia global y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para construir su imperio y asegurarse de que estaba abastecido con mano de obra cautiva.
¿Cómo se compara la participación de la monarquía británica en la esclavitud con otras monarquías de la época?
Una de las principales diferencias es que en países como España y Francia la familia real estaba involucrada de manera directa desde el principio, patrocinaban las colonias directamente. Inglaterra no tenía el dinero ni los recursos para fundar colonias y extraer riquezas y recursos del nuevo mundo de la forma en que lo hacía España. Mientras los españoles y los portugueses colonizaban el nuevo mundo, esclavizando a los indígenas y empezando a comprar esclavos africanos, los ingleses estaban intentando conseguir prestado algún barco y que Isabel I patrocinara expediciones para capturar esclavos. Cuando los ingleses lanzaron su primera empresa de comercio de esclavos, ya estaban muy por detrás de los españoles y los portugueses, que habían pasado más de un siglo colonizando el nuevo mundo, invirtiendo en el comercio de esclavos, extrayendo recursos y, como los barcos del tesoro españoles regresaban a España, usando esos recursos para construir un imperio aún más grande y abastecerse de trabajadores cautivos. Lo que hicieron los ingleses, en muchos sentidos, fue en respuesta a lo que estaba sucediendo en el mundo ibérico, porque querían una parte de esa riqueza y poder.
También estaban compitiendo en términos de religión porque eran protestantes y se veían a sí mismos como parte de una guerra global por el cristianismo y por lo que veían como la verdadera religión.
La monarquía británica parece un poco mejor que la monarquía española hoy en tratar de reconocer el pasado o estar abierta a más investigación…
Soy cautelosamente optimista, pero al mismo tiempo, como alguien que trabajó en esto durante mucho tiempo, sé cuán huecas son realmente este tipo de declaraciones. Lo que dijo el palacio de Buckingham en respuesta a la investigación de The Guardian fue que no iba a interponerse en el camino de quien haga esta investigación y señaló a una estudiante de posgrado que acaba de empezar su trabajo. El palacio dijo que está abriendo los archivos, pero ya están abiertos a los académicos. Los historiadores llevamos mucho tiempo trabajando en esto. Lo que está haciendo Carlos en realidad no es más que reconocer que se tiene que investigar este tema porque no es posible evitarlo. Va a seguir apareciendo en la prensa porque el rastro de los documentos está ahí. Y la presión también recaerá sobre otros reyes para que lo reconozcan.
El único Gobierno que hizo algo es el holandés. E incluso hubo críticas sobre cómo lo hizo por no contar con descendientes de personas esclavizadas. Hizo una investigación, se disculpó y anunció millones de euros en programas educativos y un museo. Los descendientes sintieron que sus voces no fueron incluidas en esa conversación sobre posibles compensaciones. Espero que Carlos aprenda de ese ejemplo de los Países Bajos. Y si avanza, que lo haga en consulta con las comunidades de descendientes y no sólo como un ejercicio intelectual de relaciones públicas.
¿Cuál sería una forma adecuada de hacerlo?
El rey tiene a su disposición una asombrosa cantidad de dinero y contactos más que suficientes para crear una comisión independiente para investigar estos vínculos.
Es una investigación muy laboriosa porque estamos hablando de cientos de años, muchas colonias diferentes, mucha gente involucrada, muchas compañías y registros contables donde se necesitan especialistas para comprender cuánto dinero se ganó, dónde se canalizó y cuánto vale ahora. El rey podría crear una comisión y preguntar a historiadores y otras personas expertas. Podría celebrar una cumbre formal con representantes de la Commonwealth. La Comunidad del Caribe tiene una comisión para las compensaciones y un plan en el que llevan años insistiendo. Es crucial que sus voces se escuchen en este proceso.
Carlos debería pensar estratégicamente sobre el hecho de que hay un rastro de documentación. Es ineludible. ¿Y quiere adelantarse y ser proactivo? ¿O va a sentarse y esperar a que se acumulen las pruebas y que la gente siga pidiéndole que actúe? Si yo fuera él, estaría pensando en mi legado porque no tiene mucho tiempo como rey con derecho propio. Mucha gente quiere que él sea una encarnación de su madre. Y este es un problema en el que podría poner su propia marca y romper un poco la tradición respecto a su predecesora, a quien no le gustaba hablar sobre el imperio británico y la esclavitud. Isabel II nunca se habría disculpado porque ella se preocupaba mucho por mantener ese silencio digno.
¿Su libro se seguirá titulando ‘El silencio de la reina’?
Sí. Esa es la idea. Está la historia, pero también está la negativa a reconocerla. Y es una estrategia por parte de la monarquía porque para ellos no hay un beneficio en lidiar con esta historia. Si están callados, esperan que desaparezca y creen que así no alimentarán la máquina con información o razones para que la gente se moleste. Pero llega un momento en que, seas monarca o no, tienes que preguntarte qué es lo correcto en un mundo de creciente desigualdad que ahora se ve agravada por el cambio climático y el subdesarrollo estructural que es legado del colonialismo y la esclavitud. Si tienes una gran fortuna y dices en tus discursos que te preocupas por el sufrimiento de las personas en la Commonwealth, eso se debería materializar de alguna manera sustantiva. Pero también sé que esta es una institución que ha sobrevivido durante mil años sobre todo con la actitud de esperar y ver qué pasa.
¿Se puede establecer un vínculo claro entre la gran fortuna de Carlos y la esclavitud?
Sin duda puedes conectarla con el imperialismo. Es muy difícil rastrear cantidades específicas de dinero. Si vas a los archivos británicos no tienen recibos de riqueza derivada de la esclavitud. En cambio, hay cartas y diarios que hablan de reuniones. Ocasionalmente, hay recibos de cosas que compraron, como el castillo de Windsor. Pero la mayor parte de lo que sabemos sobre el dinero que ganaron con la esclavitud proviene de los registros de las propias empresas de comercio de esclavos y de los libros de los accionistas. Y así sabemos, por ejemplo, que hubo dividendos o que la corona recibió una cierta cantidad de ingresos aduaneros coloniales derivados de la esclavitud pero no sabemos cómo se gastó ese dinero. Puedes especular y decir que compraron un palacio y unos objetos en particular y lo más probable es que tengan una conexión, aunque es muy difícil concretarla. Pero hay suficiente conexión para decir que esta es una institución que se benefició de su inversión en la esclavitud, el comercio de esclavos, la expansión de la esclavitud y el imperio. También se benefició al no hablar de ello y no disculparse porque eso pondría a la monarquía en peligro de tener que participar en conversaciones sobre compensaciones y restitución. Y se las arregló para evitar hacer eso el mayor tiempo posible.
¿Cómo de relevante es el último descubrimiento de ‘The Guardian’ de que algunos antepasados de Carlos tenían plantaciones en Estados Unidos?
Ya lo sabía por la investigación para mi libro. Los medios están hambrientos de este tipo de cosas ahora. Todo el mundo quiere pruebas de archivo. La evidencia documental está. Mi única reserva es que todas estas noticias de documentos varios son fragmentos realmente breves y la gente se puede desconectar porque le parecerá otro más o una noticia sensacionalista, en lugar de algo con lo que es necesario lidiar, que es complicado, tiene una larga historia y no se puede resumir en un ensayo de mil palabras en el Guardian o donde sea. Espero que la gente todavía quiera leer la historia y comprender el contexto más amplio y no decida de inmediato que no importa porque lo vea sólo como un intento de atacar a la monarquía. Si ves un aluvión de artículos negativos, creo que el público empieza a enfadarse y a cansarse. Es información importante, pero la forma en que se presenta en los medios a veces puede parecer que es sólo una cosa tras otra.
¿Cuál fue el momento clave del cambio de la monarquía respecto a la esclavitud?
Fue el reinado de Victoria y Alberto, donde realmente hubo un cambio y la monarquía comenzó a abrazar públicamente la lucha contra la esclavitud por primera vez. El momento crucial fue en 1840, cuando el príncipe Alberto dio un discurso en la primera convención antiesclavista del mundo, que fue en Londres. No se disculpó por la esclavitud, pero sí reconoció que era horrible y defendió su abolición. Fue la primera vez en el mundo que alguien de alto rango de la familia real como el príncipe consorte anunciaba que la monarquía era antiesclavista. Pero se tardó cientos de años en llegar a ese punto, y también le permitió a la monarquía concentrarse en los aspectos positivos de esa historia e ignorar el resto.
Esto fue realmente significativo en el siglo XIX, porque Estados Unidos seguía siendo una nación esclavista y estaba envuelta en una violenta guerra civil por la esclavitud, mientras que los británicos podían decir “Somos más racionales y más civilizados, ya hemos emancipado a nuestros esclavos”. Al mismo tiempo, los británicos seguían construyendo un imperio, extrayendo recursos de otros países e importando sirvientes contratados de lugares como China e India para reemplazar a las personas anteriormente esclavizadas que trabajaban en las plantaciones. Esto no es tan malo como la esclavitud, pero sigue siendo explotación, una forma de trabajo forzado, y siguió mientras estaban felicitándose por ser abolicionistas, que es su relato desde mediados del siglo XIX. La gente lo acepta porque es una historia más positiva.
¿Sufrió las críticas de la prensa británica conservadora?
Me sorprendió cuando descubrí que el Daily Mail me atacaba por darle “me gusta” a un tuit. Me citaron mal. Trataron de hacerme parecer una antimonárquica radical y no es así. Además, soy estadounidense, ¿por qué debería ser monárquica en todo caso? Es una señal de lo peligrosa que la gente percibe que es la historia. Mientras el Daily Mail intentaba pintarme como una radical, también publicó la imagen del manuscrito que le di a The Guardian. Y eso es lo más revelador de todo. Era una manera de decir “Aquí está esta investigadora estadounidense que encontró esta evidencia y ahora tratemos de desacreditarla porque lo que encontró es obviamente legítimo”.
Creo que estoy en el camino correcto. Si soy percibida como una amenaza para las personas que no quieren hablar sobre el imperio y que no quieren reconocer que esta historia todavía afecta a las personas ahora y que no es del todo del pasado, entonces debo estar haciendo algo bien.
¿Por qué cree que a los europeos les cuesta más abrir estos debates en comparación con Estados Unidos?
No sé la respuesta a esa pregunta. Lo que sé es que en Estados Unidos ha habido mucha presión para exponer esta historia. Ha habido muchos académicos e historiadores trabajando en esto y ahora el público conoce estos vínculos y presiona por el cambio.
Pedir a los gobiernos y monarquías que hagan algo es la clave. Si nadie dice nada, el público no se va a enfocar en algo que no ve como un tema crucial. En Estados Unidos, hubo mucha conversación en torno a los padres fundadores, proyectos de investigación y libros premiados. Hubo presión a las instituciones para que reconocieran su historia y ahora estamos viendo la reacción violenta a eso. En el Reino Unido u otros países de Europa, probablemente pasará lo mismo. Si esto finalmente se reconoce, si hay una disculpa y si algo cambia para bien, también habrá una reacción y la gente de extrema derecha se burlará de la monarquía. La monarquía tendrá que decidir si esto es lo suficientemente preocupante como para que valga la pena actuar, si beneficiará a la institución y a su reputación o si será perjudicial para el futuro de la monarquía. Y creo que ahora esa es una pregunta abierta para ellos. No están seguros.
fuente eldiarioar